i-David Hockney

Todavía recuerdo la emoción que me produjo en el 92, en la exposición de la Juan March, el Interior con dos perros de David Hockney:

No es su obra más típica, pero tiene algo que me llegó o el momento fue el propicio. De Hockney no hace falta hablar. Es un indiscutible y podéis suponerme, los que me conocéis y sabéis que en pintura soy pop y en arquitectura brutalista, un forofo del inglés acaliforniado. Si tuviese que salvar a toda prisa lo más importante de la historia de la pintura, mantendría el Prado y el Art Institute de Chicago en pie y, con eso salvado, buscaría el modo de meter en los sótanos la obra de Hopper y Hockney.  A mí me basta con eso.

Bueno, pues mi amigo hace tiempo que se ha pasado a mac, desconozco a qué precio y nos muestra su modo de funcionar en estos vídeos:

Todo esto me ha venido a la memoria tras la importante cobertura que, desde este domingo, ha publicado The Guardian, relacionada con la exposición que inaugura este sábado en la Royal Academy de Londres
La consagración de la primavera inglesa, por David Hockney

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