Arquitectura neoandina
En la última visita a Bogotá, Xabier me habló de ello, pero no había visto nada hasta esta mañana en el dominical de El País. Reconozco que ha superado las expectativas. Ocultas en el artículo La rebelión de las cholas, me atacan estas visiones que sólo podría resumir como «viva usted en el interior de una pinball«.
Arquitectura no es, decoración puede ser. Queden los chistes para consumo local, como veo en los comentarios a algunos de los artículos que traigo a esta entrada. La distancia me los desaconseja, aunque creo haber visto alguna cosa parecida en más de un bodas-banquetes madrileño o getafense. Esto que vemos en Bolivia sería, por dentro, lo que aquí se llama arquitectura de interiores y, por fuera, decoración de exteriores. La disciplina que me enseñaron es la que sobrevive al tiempo. Sirvan estos ejemplos de decoración y trampantojo para dejar claro lo que es arquitectura: eso que queda cuando la pintura se ha ido, eso que queda en el Coliseo y en las Termas de Caracalla, en la Alhambra, en los muros de Cuzco o en el Partenón, en la marquesina maltratada con palmeras de la Estación de Atocha, en el vacío y sin sentido patio de operaciones de Correos en Cibeles. De hecho, la arquitectura sobrevive cada día a las barbaridades que hacemos en los pavimentos de las ciudades, en su mobiliario, en las amputaciones de Canalejas. La casa de Ozenfant sigue hablando pese a haber perdido la cabeza.
Aprendiendo de Las Vegas, tenemos claro que esto es neoandino, neobarroco, cholo, divertido y lo iremos a ver cuando toque. Pero arquitectura, no, por favor. Arquitectura es otra cosa.
Os dejo las referencias que he encontrado en la red:
Fredy Mamani
Monopol
Arquitectura Neoandina
Cholets
Libros
Fotografía
Vídeo