Tembleque
Todos los cambios de año los paso en Tembleque (http://es.wikipedia.org/wiki/Tembleque) desde hace ya una década. Es un pueblo manchego con una iglesia de esas con las que se topa, como hizo el Quijote (recordemos que el caballero andante y su escudero no topaban con la institución o sus representantes, sino con el edificio religioso en la noche del Toboso). Lo más sobresaliente es su plaza mayor porticada, la razón de que sea una parada obligada para el turista en la Carretera de Andalucía.
La mañana del primero de año damos un paseo hasta los molinos. Los que están en pie son falsos.
Uno de ellos este año ha perdido sus aspas
y los recortes que nos esperan acabarán, si nadie lo remedia, dejándolo como este, que es el auténtico.
Lo más curioso es comprobar que todos los caminos, puede que no lleven a Roma, pero sí a Santiago.
Ya me pasó hace unos años, andando por Jaizkibel, entre Hondarribia y Donosti, que un tipo muy equipado me preguntó, ante mi perplejidad, por el camino de Santiago. Desde hace poco está señalizado y se llama el Camino de la Costa o algo así. Ya sé, ya sé que está documentado y que muchos peregrinos lo usaban y si vale para sacar unos euros con el turismo, tanto mejor. Pero el año pasado me pareció algo más traído por los pelos este que os enseño y que, desde luego, es entrañable o cómico o ambos.
Al final, antes de la comida de año nuevo, en el Mesón de Tiembles en la plaza, unos restos de diferentes peces adobados con dos copas heladas de cerveza. Desde que desapareció El Cangilón, el bar más decente de la localidad.
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