La cantera de Markina

Cuando se anda mucho por carretera en Euskadi va uno acordándose en cada rincón de algún amigo o conocido. Es un viaje por el espacio, pero también por el tiempo, por el tiempo pasado. Cada rincón es un recuerdo de alguien. Son los nombres de los pueblos y aldeas:
Al pasar por Bernedo siempre viene a mi memoria Mario, que me enseñó a Resnais y su Año pasado en Marinbad.

Lantarón es Vicente, al que sólo recuerdo en algún paseo a la vuelta del colegio por la calle Madrid. Mendiola es menos agradable, me pongo a tararear una canción de los 70 discopanchanguera. Espejo es mas raro, porque me recuerda a mi abuela, pero porque ella era de Espejo en Córdoba, una morcilla que no hay que dejar de probar. Lezama tuve dos alumnos, no eran malos estudiantes. Apellaniz se apuntó a Física nada más acabar COU y perdimos su pista. Ullibarri lo conocimos en la cola de copias en la escuela, en una suerte de mercadillo de prácticas de construcción al que acudíamos todos. Zurbano era una calle de las más caras de Madrid y Albeniz me sorprende en Euskadi cuando, viniendo de fuera lo relaciona uno con música del sur. Gebara y Heredia. Aberasturi es un periodista habitual de los medios. Bolibar salía en los libros de historia. Zuazo fue Don Secundino, que nos dejó unas cuantas obras en Madrid. Miñano también fue alumno, no lo recuerdo tanto, pero todos los días voy allí a trabajar. Zambrana eran unos cuantos en Getafe. Qué voy a decir de Buruaga. Mendaro fue profesor de proyectos, lo vi hace unos cinco años. Y entre otros Markina. Tengo una amiga Marquina y cada vez que voy por allí, me acuerdo de ella. Ella creo que nunca ha estado. Es lo que más gracia me hace. Esos amigos a los que recuerdo las más de las veces no han estado en «sus pueblos de origen» y escriben sus apellidos con otra ortografía.
El jueves volví a Markina. Volví a acordarme de mi amiga Marquina que nunca estuvo en Markina. Y volví a admirar la cantera. Es la más bonita de Euskadi y mira que hay canteras. Tengo un amigo que las odia. Trato de explicarle que a los arquitectos nos encantan. Convocó una vez un concurso para ver qué se hacía con una cantera y todos los arquitectos propusimos «ponerla en valor». No le gustó nada, pero así somos los arquitectos. A mí me gustan desde el cole, desde la foto de las minas de Riotinto a cielo abierto en mi libro de Geografía.

Os dejo unas fotos que sustituiré cuando vaya un día por la mañana. Siempre voy a Markina por la tarde.  https://plus.google.com/photos/112533451533305864858/albums/5988558825973030545

Y es que, además, Markina es la piedra de Gipuzkoa y, quizá, de Euskadi. Los bordillos de las aceras son de caliza de Markina. Lo sabe mi rodilla y un siete en un pantalón del traje que llevaba en mi primera visita. Estaba obnubilado alzando la vista a la cantera, tropecé, me caí y comprobé la calidad del material local.
Os dejo la referencia de la cantera:
http://www.olaspe.com/

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