Más Beti Jai

Todavía me sobrecojo cuando recuerdo la primera vez que me colé en él. Sería el año 86. Todavía estaba el taller de reparaciones de automóviles ocupando la cancha. Su huella se descubre en el frontis. La emoción de subir a sus gradas, los perfiles curvados de acero. Hacía unos momentos que no sabía de su existencia. No había móviles, no podía guasapear mi hallazgo. Al día siguiente se lo conté a Alberto a Jorge, a todos. Algunos ya lo conocía. Yo desde entonces decidí que aquello había que salvarlo. Algo intentamos hace dos años, queda mucho por hacer, pero lo haremos. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *